Viernes oscuro: Soy alcohòlica
Exceso en el consumo de alcohol:
Una vez despierto a las cuatro de la
mañana, Enrique Alfredo de 40 años de edad, le invade la urgente necesidad de
levantarse antes de la hora para calmar su apetito, para alivianar ese dolor de
estómago, esos temblores en las manos y esa ansiedad que anega su garganta que
solo consigue dominar con unos sorbos de alcohol.
El señor Enrique tiene que comenzar
a beber lo antes posible aunque el estómago le queme y se retuerza del dolor,
pues es la única solución para tranquilizar su estado y sus ánimos. Sin haber
salido el sol, se marcha a la calle y busca la licorería más cercana, todo
agitado se queda en la banqueta hasta que abran…
Enrique Alfredo Guzmán, forma parte
del 65 por ciento de la población entre 17 a 65 años de edad con problemas por
consumo excesivo de alcohol de manera habitual, una enfermedad que se localiza
en el cuarto lugar de las diez principales causas generadoras de discapacidad
indicó el endocrinólogo Manuel Mirabent González Jáuregui.
Dijo que el mayor consumo de alcohol
se registra en el norte y noroccidente del país, mientras que en el centro y
sur el consumo per cápita es menor, lo que se debe a la diversidad económica en
las distintas zonas del territorio nacional.
La panorámica actual, según la “investigación
social y cultural sobre el consumo del alcohol y el alcoholismo en México” del
doctor Luis Alfonso Berruecos Villalobos; en el país, se consume alcohol tanto
de manera regular y responsable como en exceso, pero la mayoría de los
individuos han caído desafortunadamente en la enfermedad llamada alcoholismo.
-Más del 13% de la población
presenta síndrome de dependencia al alcohol.
- 12.5 % son hombres y 0.6% son mujeres entre 18 y 65 años
de edad.
-El alcoholismo el principal
causante de accidentes con un 70 %, 60 % de los traumatismos.
- El
80 % de los divorcios están
asociados del alcoholismo.
-El
60 % de los suicidios vinculados con el alcoholismo.
Volviendo a la historia del señor
Enrique Alfredo habitante de la Delegación Benito Juárez, su primera bebida
alcohólica la ingirió antes de cumplir diez años de edad, recuerda que era una
mezcla de café molido, leche caliente directa de la vaca y el alcohol, la
bebida lleva por nombre un “pajarete” compuesto muy popular en la ciudad de Guadalajara
lugar en donde él nació.
La carrera suicida de Don Enrique
–Recuerdo como los adultos me daban
alcohol para que yo actuara para ellos, cantaba y bailaba para su
entretenimiento, también recuerdo como me gustaba la atención de todos.
Mi carrera de ser alcohólico a todas
horas del día empezó cuando tenía 16 años. En esa etapa me introduje a las
drogas, ácido, reds, opiatos, speed, cualquier cosa en el momento que me
hiciera sentir grande. Así durante los siguientes 25 años yo bebía y me drogaba
hasta perder varios trabajos, amigos, relaciones y un matrimonio.
Hubieron momentos en los que pensé
no podía seguir viviendo así. Un día me desnudé y con un cuchillo que tomé de
la cocina quise acabar con todo pero de pronto llegó un amigo y me detuvo, cuando
me ayudaba yo solo lo insultaba hasta echarlo del cuarto que rentaba después de
quedarme solo. Logré recordar que tenía algunas cervezas y tabaco para calmar
mis ansias me las tomé.
Toda mi vida giraba en beber alcohol
y de vez en cuando drogarme que tampoco era mi fuerte, abandoné obligaciones
familiares, de trabajo y hasta de comer.
El alcoholismo sin duda alguna
constituye un grave problema de salud pública, en casi todos los países del
mundo, y en el caso de México según la investigación del doctor Luis Alfonso
Berruecos Villalobos; sin considerar los daños provocados por el consumo
excesivo se calcula que existen cerca de 9 millones de personas inválidas por
el alcoholismo.
-El alcoholismo representa el 11.3%
de la carga total de enfermedades.
- 49 % de los suicidios.
-El 38 % de los homicidios en el
país son cometidos por estar bajo los efectos del alcohol.
-El 38 % en casos sobre lesiones,
particularmente entre jóvenes de 15 y 25 años de edad, los accidentes ocupan la
primera causa de mortalidad.
Se calcula que aproximadamente dos
millones 600 mil personas entre los 12 y los 45 años de edad, no tienen acceso
a tratamiento médico para esta enfermedad de dependencia al alcohol.
Apoyado en un rincón, lejos de las
ventanas, el señor Enrique continúa platicando, oculta su rostro para disimular
su tristeza y trata de tranquilizar ese temblor parkinsoniano que no desaparece
ya de sus manos.
Comenta como se salía a las calles
en busca de alguna fiesta, se colaba como invitado con tal de beber, no le
importaba la comida aún sin haber comido; se conformaba con recoger las
botellas vacías de la basura hasta quitarle la última gota de sobra.
–En esos momentos de desesperación
me empapaba de sudor, casi me daba fiebre por no tomar; era una necesidad, con
un temblor apocalíptico lamía la boca de las botellas, parecía una medicina
para mí. Pero no bastaba, mi cuerpo reclamaba una dosis mayor y constante
¡¿Quién soy? ¿Por qué me pasa esto?! Me preguntaba.
Mi vida era una rutina; todos los
días a las mismas horas tomando alguna bebida, aunque ahora ya no necesitaba de
los amigos para acompañarme, ya bebía solo sin necesidad de nadie todo el
alcohol para mi solito. ¡Huía de la realidad para estar solo, bebiendo en
compañía de mi única amiga la botella, triste, deprimido y olvidado!
¡El alcohol es una droga tan maldita
como la marihuana, la cocaína o el tabaco que matan a fuego lento!
El Gobierno prohíbe a la gente
drogarse en público, no fumar en algunos sitios, pero permiten la existencia de
establecimientos para drogarme todo lo que quiera con el alcohol, y la sociedad
lo tolera pensando que es una droga blanda e inofensiva.
Con sentimientos de remordimiento
platica otras de sus locuras hechas.
–Dentro de mi carrera suicida hice
muchas cosas que parecen increíbles y que quizá nadie se atrevería hacerlas aún estando en sus cinco sentidos.
Para los que hemos pasado por esta
enfermedad, sabemos que el alcohol nos quita la timidez y la cobardía; somos
otros hasta la mañana siguiente que volvemos a empezar como una ruleta de
costumbre, acabando siempre con una botella entre los brazos, durmiendo en
algún lugar y en los peores casos, tirado en algún rincón o banqueta de la
calle.
Tengo remordimientos y
arrepentimientos, golpee a mi ex esposa; llegué a insultarla hasta llegarle a
dar de cachetadas y patadas, así también en varias ocasiones me robé algunas
botellas de alcohol de algunas fiestas, casas de conocidos y hasta de una
tienda.
En cuestiones del amor ya ni por mi
mente pero hubieron momentos en que tirado en la banqueta de mi casa me ponía
acariciar a una perra mascota de unos de mis vecinos, como a veces se apiadaban
y me daban de comer, yo le apartaba un poco a “Greysi”.
¡Jajá jajá!…Recuerdo como le gustaba
a Greysi que le acariciara la panza, ella me miraba como a una persona normal,
ni en su inconsciente pensaría que la estaba deseando sexualmente y disfrutando
de esas “manoseadas” que le daba; solo me preguntaba ¿No me morderá Greysi si
le hago algo más? ¿Será que Greysi está sintiendo lo que yo siento y por eso se
deja? Le llegué a dar unos besos en el hocico y ella me respondió con
lengüeteos. La llegué a meter a mi casa varias veces para hacerme compañía pero
nunca pasó más.
Llegué a querer mucho a Greysi, no
la volví a ver, sus dueños ya no la dejaron salir a la calle sí que sufrí mucho
por esa perra, era mi única amiga y compañía en mi época bohemia.
Más reconfortado, el señor Enrique
dibuja dos círculos y dice que ahora lleva tres años de asistir a sesiones en
un grupo de Alcohólicos Anónimos (AA), que en México existen aproximadamente 12
mil grupos de AA y cerca de mil 500 de los llamados “anexos” para
desintoxicación bajo reclusión temporal.
–Antes de levantarme de la cama
pienso en mi presente, comprendo el verdadero estado en el que me encuentro,
trato de combatir el temblor de mis manos que parecieran tener vida propia, de
no beber una sola gota de alcohol y esa ansiedad que domina mi boca seca. Ver
mi pasado hace que huya de la bebida, y si no cumplo, ahora si puede acabar
conmigo en un suicidio irremediable.
Según un estudio, los principales
problemas de salud que causa la enfermedad del alcoholismo son la gastritis,
esofagitis, daño renal y en casos extremos cirrosis hepática y pancreatitis.
En el aspecto social provoca
accidentes viales, actos violentos y es responsable en alto grado del maltrato
y deterioro del ambiente familiar, además de ausentismo laboral, entre otras
repercusiones.
Las mujeres bebedoras
Según estudios de la División de
Investigaciones Epidemiológicas y Sociales, del Instituto Nacional de
Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” de la Secretaría de Salud:
-El 9% de las mujeres entre los 18 y
los 65 años de zonas urbanas beben 5 copas o más en cada consumo.
-El 1% de mujeres son dependientes
del alcohol.
-El 10 % de las bebidas alcohólicas
que se venden en México es consumido por mujeres.
Las mujeres mayores de 60 años de
edad son el grupo más afectado,
usualmente es población que empezó a beber en la juventud y continúa
haciéndolo.
Actualmente beben a la par que los
hombres lo que las pone en desventaja en cuanto a los riesgos a su salud, dado
que cuentan con más grasa corporal impide que el alcohol se pueda diluir y por
lo mismo son más vulnerables con la intoxicación con menores dosis de alcohol.
Según la encuesta:
-El 16.8 % consumió bebidas alcohólicas durante su
embarazo.
-El 7.4 % la cerveza era la bebida de preferencia de
mujeres que amamantaban a su hijo.
-El 8 % continúa tomando de acuerdo
a su patrón de consumo habitual.
-El 5.7 % redujo su consumo.
La “Encuesta Nacional de
Adicciones” elaborada hace tres años, de
la Comisión Nacional contra las Adiciones (CONADIC), refleja que en México hay
un millón 200 mil personas con problemas de adicción, de los cuales alrededor
de 465 mil se encuentra en situación crónica.
Además se registraron más de 30
millones de bebedores habituales, de los adolescentes se detectó que 3 % tiene
problemas de alcoholismo y que tienden a consumir metanfetaminas a pesar de las
restricciones.
La doctora María Elena Medina Mora,
directora de la División de Investigaciones Epidemiológicas y Sociales, señaló
que la población en México tiende a beber grandes cantidades de alcohol
ocasionalmente y existe poca conciencia de que con solo consumir copa y media
inhabilita de manera considerable la capacidad de reaccionar con rapidez ante
una emergencia, lo que ocasiona accidentes automovilísticos.
La especialista indicó que parte de
los problemas del alcoholismo es la negación, inclusive por parte de la familia
que es la primera en esconder ese contexto; dijo que la población mexicana con
problemas de alcoholismo tiene además dificultades en su conducta, violencia,
depresión, entre otras.
Las cifras de consumo por tipo de
bebida varían según los grupos de edad, según la “Encuesta Nacional de
Adicciones 2008” de la Comisión Nacional contra las Adiciones (CONADIC); la
cerveza es la bebida favorita de la población mexicana, en tanto los
destilados, el vino y bebidas preparadas son de preferencia entre las edades de
18 a 29 años, aunque estas disminuyen después de los 29 años, mientras que el
consumo de aguardiente y el alcohol aumenta con la edad, el pulque es consumido
por la población que reporta beber todos los días.
Estudios previos dicen que el patrón
de consumo típico es de grandes cantidades por ocasión de consumo. En total,
casi 27 millones de mexicanos entre 12 y 65 años presentan frecuencias de
consumo que oscilan entre menos de una vez al mes y diario. Y aunque beban con
poca frecuencia, cuando lo hacen ingieren grandes cantidades.
El consumo es más frecuente entre
hombres que mujeres, sin embargo, esta manera de beber está aumentando,
especialmente entre los adolescentes, población que está copiando patrones de consumo de la población adulta,
se calcula que en la ciudad de México, al menos 700 mil menores de edad son
bebedores.
Los mayores índices de consumo alto
de alcohol se ubican en el centro-occidente del país en los lugares de:
Aguascalientes, Zacatecas, Nayarit,
Michoacán, Jalisco, Distrito Federal, Hidalgo, Tlaxcala, Morelos, Puebla y
Querétaro. A éstos se suman Campeche y Quintana Roo, de la zona sur, y Sonora,
Baja California Sur, Nuevo León y Tamaulipas, en el norte.
Cuando sólo se considera la
población con abuso o dependencia del alcohol, la distribución se mueve más
hacia el centro y sur del país:
De la región norte, permanecen
Tamaulipas y Baja California Sur; del centro del país, Aguascalientes, Durango,
Nayarit, Michoacán, San Luis Potosí, Zacatecas, Morelos, Puebla, Querétaro,
Hidalgo, y se suma Guerrero. De la zona sur, permanecen Quintana Roo y
Campeche. Se suman Oaxaca, Veracruz, Tabasco y nuevamente el D.F.
Los datos sobre consumo de alcohol
que se desprenden de dicha encuesta indican beber grandes cantidades de alcohol
por ocasión de consumo continúa siendo común en la población, también resulta
que los adolescentes están copiando los modelos de los adultos y que una
proporción importante presenta problemas con su manera de beber, sobresale el
aumento del consumo entre las mujeres adolescentes.
Una proporción significativa
requiere tratamiento y una mayor necesita educación para aprender a moderar su
consumo. El Centro de Ayuda al Alcohólico y su Familia (CAAF), cada año atiende
alrededor de mil pacientes en programas de tratamiento que incluyen atención
psicológica, medicina general y psiquiatría para atender la salud mental que
requieren en esta enfermedad.
Los pacientes que beben alcohol y
tienen síndromes de abstinencia que les impiden lograr la suspensión del
consumo les ofrecen un programa de desintoxicación breve.
Para quienes logran la abstinencia
se les otorgan diferentes programas enfocados a prevenir recaídas y mejorar su
calidad de vida. Incluyen psicoterapia individual, grupal, de pareja y familia,
con un enfoque cognitivo conductual y sistémico, para grupos específicos de
pacientes: hombres, mujeres y adolescentes en riesgo.
Somos seres sociales: twitter: @pieladentro @hosscox
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